Rafael Guijarro
Una de las más sorprendentes historias de la América de Obama es el rechazo al matrimonio homosexual en California y Florida. Esa América preparada para el cambio y deseosa de alcanzarlo, empieza por rechazar en dos estados tan paradigmáticos como son California y Florida el presunto avance de los avanzadores más avanzados, entre los que se encontraban nuestro querido presidente y los españoles que le votaron para poner a España en una vanguardia de la que ya están retrocediendo los americanos de Obama, no los de Bush, esa gente desencantada y rancia que nos ha llevado a uno de los peores y más oscuros momentos de la historia, como recordaba un lumífero de campanillas, al saludar el resultado de la elecciones estadounidenses.
Si ahora se propusiera en España someter a votación el matrimonio de los homosexuales, como se ha hecho en el país más avanzado de los avanzados desde antesdeayer, porque antes era la más vil representación de la carcundia, ¿quién se opondría y en nombre de qué a ese referéndum que revocara la ley del matrimonio homosexual? Pues alguien encontrará una razón para no someter a votación de los españoles lo que los californianos votan tan a gusto; y para mantener así nuevamente a España alejada de las verdaderas posiciones de vanguardia, que son las de la América de Obama, como todo el mundo sabe. Lo mismo ha pasado con la caída de la bolsa, después de conocerse los resultados de la votación: no ha sido miedo, ni vergüenza al capitalismo de Bush, lo que ha provocado esta caída de ayer, sino el ansia para obtener dinero fresco y reposicionarse para la nueva época que viene, cuando Zapatero consiga decirle al mundo mundial sus famosas recetas para salir de la crisis a partir de la generación de tres millones de parados y de las directrices de Solbes de que era un buen momento para que las economías soltaran el lastre que las impedían subir más deprisa. Sarkozy y el lobby rosa esperan ansiosos la interpretación de Moncloa a la nueva vanguardia californiana.
Fuente: http://www.gaceta.es
Una de las más sorprendentes historias de la América de Obama es el rechazo al matrimonio homosexual en California y Florida. Esa América preparada para el cambio y deseosa de alcanzarlo, empieza por rechazar en dos estados tan paradigmáticos como son California y Florida el presunto avance de los avanzadores más avanzados, entre los que se encontraban nuestro querido presidente y los españoles que le votaron para poner a España en una vanguardia de la que ya están retrocediendo los americanos de Obama, no los de Bush, esa gente desencantada y rancia que nos ha llevado a uno de los peores y más oscuros momentos de la historia, como recordaba un lumífero de campanillas, al saludar el resultado de la elecciones estadounidenses.
Si ahora se propusiera en España someter a votación el matrimonio de los homosexuales, como se ha hecho en el país más avanzado de los avanzados desde antesdeayer, porque antes era la más vil representación de la carcundia, ¿quién se opondría y en nombre de qué a ese referéndum que revocara la ley del matrimonio homosexual? Pues alguien encontrará una razón para no someter a votación de los españoles lo que los californianos votan tan a gusto; y para mantener así nuevamente a España alejada de las verdaderas posiciones de vanguardia, que son las de la América de Obama, como todo el mundo sabe. Lo mismo ha pasado con la caída de la bolsa, después de conocerse los resultados de la votación: no ha sido miedo, ni vergüenza al capitalismo de Bush, lo que ha provocado esta caída de ayer, sino el ansia para obtener dinero fresco y reposicionarse para la nueva época que viene, cuando Zapatero consiga decirle al mundo mundial sus famosas recetas para salir de la crisis a partir de la generación de tres millones de parados y de las directrices de Solbes de que era un buen momento para que las economías soltaran el lastre que las impedían subir más deprisa. Sarkozy y el lobby rosa esperan ansiosos la interpretación de Moncloa a la nueva vanguardia californiana.
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